domingo, 28 de abril de 2013

Ese día estás aprendiendo a decir adiós.

Crecer es aprender a despedirse. El día que te das cuenta de que crecer va a significar despedirse de personas, situaciones, emociones, memorias, ilusiones e incluso amigos que se supone iban a estar para toda la vida. El día que ves que crecer significa conocer cada día más gente que ya murió. El día que te das cuenta que te despides mejor que hace un año. Que ya no te sorprende que la gente desaparezca de tu vida. Ese día estás aprendiendo a decir adiós, ese día estás creciendo..

jueves, 25 de abril de 2013

Dreams.

Qué rápido pasa el tiempo y qué lento te das cuenta que nunca llegaste a olvidarle. Una canción, una palabra, un lugar, un mensaje. Tan poco hace que vuelvas a acordarte de él y tantas cosas hacen falta para poder sacártelo de la cabeza. Da igual que pasen meses o años, con poco seguirás acordándote de él y lo peor es que no sabes si él te sigue echando de menos o si ya hace tiempo que se olvido de ti. Y que por mucho que diga la gente ni el tiempo ni la distancia te hace olvidar todo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Aprendí a ser fuerte.

-¿Ves a esa chica? Esa que llora en la esquina, que tiene el maquillaje corrido y los ojos rojos. ¿La ves? Tiene el corazón roto. 
+¿Por quién?
-Por un estúpido que le dijo que la quería, pero nunca lo demostró. Y ella se lo creyó, porque estaba ciega.
+¿Y qué mas ha pasado?
-Él decidió dejarla. Romperle el corazón. Jugar con ella. Le hizo regalos, le dio besos y abrazos, pero nunca amor.
+¿Y por qué seguían juntos?
-Porque ella no se daba cuenta. No era capaz de ver el daño que él le hacía. 
+¿Acaso no sentía todo el dolor de a quién la persona que ama le falla?
-Lo sentía, pero dejarle ir era mas difícil. Sabía que lo perdería para siempre, y lo necesitaba para vivir. Era su aire, era su oxígeno.
+¿Y tú como sabes todo eso?
-Porque el otro día era yo la que estaba en esa esquina llorando por ti.

CARPE DIEM.

Haz lo que quieras y no dejes de quererlo nunca. Puede que en el futuro pienses: ¿qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho? ¿o si lo hubiera hecho mejor?¿o peor? Y todo eso da igual, porque simplemente no pasó. Así que deja de preocuparte por lo que pudiera haber sido, y empieza a vivir lo que es.

Infinite.

-¿Crees que lo nuestro acabará bien? - Dijo con un susurro, como el aleteo de un insecto.
Él la miró, como solía hacer cuando se comportaba de esa forma. Sus ojos azules penetraron en el interior del caramelo de los de ella, derritiéndolos y haciendo que una lágrima cayera por su sonrosada mejilla. Extendió su mano hacia ella, borrando todo rastro de agua que quedara en su blanquecina tez. Levantó la comisura de sus labios, dibujando una suave y triste sonrisa en su cara y cerrando los ojos al contacto de la mano de él. Una ráfaga de viento se levantó entre ellos, como si el destino los quisiera separar, como si estar juntos fuera un error. Entonces ambos se volvieron a mirar y lentamente se acercaron. Apenas un milímetro los separaba, sus párpados casi caídos del todo, y él murmuró:
-No, porque nunca va a acabar. -Y la besó.
Al contacto de sus labios un fuego abrasador y reconfortante los recorrió a ambos, dejando atrás toda preocupación. Hizo desaparecer el mundo y solo dejó a su alrededor el ruido del movimiento de las copas de los árboles, que no consiguieron silenciar los acompasados latidos de sus corazones.


La frustración pone las lágrimas en los ojos, el dolor las deja caer.

Tuvimos nuestro momento, creamos nuestros recuerdos. Hicimos nuestra amistad, resurgimos de las cenizas de nuestro dolor. Nos mantuvimos con la cabeza alta, con nuestros pequeños pies fijos en el suelo. Permanecimos ahí, juntas, inseparables, indomables por el cruel mundo que nos rodeaba. Risas, lágrimas impedidas, conversaciones a altas horas de la noche, madrugadas hablando, abrazos de reencuentro, miradas que lo decían todo sin decir. Rabia, furia retenida, palabras frías que calmaban el fuego de los errores. Pero astillas de mentiras y secretos se colaron en nuestra pequeña gran cosa, se clavaron en nuestras manos unidas por tantos segundos vividos. Durante un instante que durará la eternidad paramos el tiempo, ¿lo recuerdas? Valió la pena la difícil subida, imposible para algunos que nunca llegaron tan lejos como nosotras lo hicimos. El verde de la esperanza nos rodeaba, y la sensación de que sería infinito nos invadía. Una suave brisa de felicidad golpeó la joven tez de nuestras caras, dibujando una sonrisa en ella. Imposible de olvidar, al menos para mí. 
Con el paso de los años se aprende que las personas cambian, pero afortunadamente los recuerdos no lo hacen. El viaje que emprendimos juntas y que ambas sabemos que aquí ha acabado siempre permanecerá en mi memoria, anclándome a aquello que realmente importa. Anclándome a ti y a todo lo que un día significaste. Espero que no sea un adiós, sino solo un hasta luego; porque las grandes amistades, no desaparecen por muy débil que parezca el hilo que las une.  


El regreso de las sonrisas.

Vengo a decirte que me equivoqué, que cometí el peor error, pero que quiero recuperarte. Eras especial, única, increíble, sincera, brillante... Allá donde fuera, tú me acompañabas, iluminando todo aquello a lo que mi débil corazón se aferrara. Cada vez que te veía, me hacías sentir diferente por tenerte, más fuerte, poderosa, capaz de derribar toda barrera que se interpusiera en mi camino. Y por una simple equivocación, poco más que un error para el olvido, te fuiste. Desapareciste sin dejar más rastro que el recuerdo de ese dolor de mejillas, o el cosquilleo en el estómago de una felicidad imposible de ignorar. Pero vuelvo a estar preparada para ti. 
Así que dime, sonrisa, ¿estarías dispuesta a volver a mis labios si prometo no más lágrimas?